................................
En este DBS Superlegera, la cosa va de usar paneles de carrocería sobre la estructura en aluminio del coche. Pero lo de Superleggera es solo un ejercicio de marketing, y es que con un
peso de 1.863 kg en vacío (es decir, sin fluidos ni gasolina), este DBS Volante es todo menos superligero. Vale que es un descapotable e inevitablemente hay refuerzos estructurales que aumentan el peso (+170 kg con respecto al DBS Superleggera cupé), pero es que incluso en el cupé tan solo se han conseguido eliminar 72 kg con respecto al DB11.
Por último, destacar que a nivel de chasis, el DBS Superleggera Volante cuenta con una nueva geometría y puesta a punto de los amortiguadores adaptativos Skyhook con respecto al DB11, así como silent blocks específicos, barras estabilizadoras más gruesas y discos de frenos de 410 mm con pinzas de seis pistones delante.
Surfeando un huracán
Una vez a bordo, la posición de conducción es ideal. Despertamos a la bestia y el bramido que emena de los escapes te deja con una sonrisa, como un niño con un juguete nuevo. Pero hay una dificultad: no destrozar el morro del coche al salir de la concesión Cars Gallery.
El eje delantero no tiene sistema lift que lo levante unos milímetros para facilitar el acceso a rampas, por lo que hay que tomarse con paciencia el salvar este y otros obstáculos similares como badenes, pero aun así y a pesar de los casi 2 metros de ancho del coche, es finalmente fácil sortearlo.
Una vez en autopista, para alejarnos de la ciudad, el DBS parece estar en su elemento. O no. Incluso en modo GT, la amortiguación no consigue filtrar las ondulaciones del firme. Los ejes delantero trasero que siguen con fidelidad las ondulaciones del firme transmiten unas ligeras trepidaciones a la carrocería debido a una suspensión descaradamente duray amplificados por la falta de un techo.
No es que el DBS Volante tenga problemas estructurales, pero son la sutil prueba que la rigidez no es la misma que en un cupé. Por suerte, tampoco le resta dinamismo. Mejor me espero a llegar a un tramo recién asfaltado o muy liso para accionar los modos Sport o Sport+.
El tiempo apremia y no pierdo tiempo, me dirijo a un tramo de carretera revirada, que si bien no es un ningún puerto alpino, tiene igualmente un trazado bastante exigente (tanto que es habitual ver por ella a técnicos estrujar prototipos de desarrollo con base en la cercana IDIADA).
El V12 de Aston Martin no canta como el V12 del 812 Superfast. El Ferrari es más lírico, con una tonalidad aguda, es una ópera a la que asistirías en la Scala de Milan, mientras que el V12 del Aston Martin tiene un registro más grave, es un concierto de heavy metal en el Hammersmith de Londres. En ambos casos, una gozada.
El empuje del DBS es toda una experiencia física, casi opresiva y que puede llegar a dejarte sin aire, literalmente
________________________________________________________________________________
Por debajo de 2.000 rpm, el V12 parece no querer soltar toda la potencia, pero
una vez que llegamos a las 2.500 rpm, se abren las compuertas y una ola gigante nos catapulta hacia el horizonte. El empuje del DBS es toda una experiencia física, casi opresiva y que puede llegar a dejarte sin aire, literalmente. Se nota el soplo de los turbos, pero su silbido no se oye, cubierto por el rugido de los escapes, cuyas válvulas se abren por completo en el modo Sport. Al levantar el pie del acelerador, los petardeos son incluso más violentos que en un
Mercedes-AMG GT C Roadster.
Aston Martin ha limitado el par motor en las dos primeras relaciones (para no salir quemando rueda en los semáforos sin querer y para no reventar el cambio), lo cual es una buena noticia para poder usarlo todos los días. Y es que este V12 no genera potencia o par, genera mini huracanes.
Incluso a medio régimen, el par y la potencia llegan con tanto ímpetu que deja en evidencia que la motricidad no es su punto fuerte, a pesar de calzar unos Pirelli P Zero específicos de 305 mm de nacho y 21 pulgadas detrás.
Hacia las 4.000 vueltas, el ESP calma un poco mi entusiasmo (el asfalto ha de ser perfectamente liso -y seco- para que no entre en acción). En ocasiones se siente como de forma muy sutil el tren trasero busca su sitio, con ligeros rebotes y una pizca de movimiento lateral. Es el precio a pagar por tener 900 Nm en el eje trasero.
Pero también, no nos vamos a engañar,
es lo que lo hace divertido y adictivo. Sí, un
Ferrari 812 Superfast o un
Porsche 911 GT3 RS son infinitamente más precisos, pero el DBS Superleggera Volante no está pensado para ser un instrumento de precisión en circuito, sino un gran turismo de altos vuelos. Está pensado para pasarlo bien en tandas en circuitos (sin ser el mejor), en tramos de curvas el domingo por la mañana o para cruzar el continente sin esfuerzo y seguir la gira de una cantante de ópera o de Metallica.
El cambio de marchas,
automático de 8 relaciones ZF por convertidor de par, no es el mejor del mundo para un deportivo. La caja de cambios de doble embrague de Ferrari está muy por encima de esta ZF en términos de velocidad de cambio. La ZF puede parecer lenta (todo es relativo...) al bajar de marchas y un tanto brusca en modo Sport+ o en ciudad. Su terreno de predilección son las vías rápidas.
Por mucho que Aston Martin haya modificado las suspensiones e intentado aligerar el DBS, éste no deja de ser un DB11 vitaminado. Los modos más deportivos de los amortiguadores adaptativos Skyhook no aportan realmente un plus, solo algo de incomodidad sin que consigan limitar los movimientos de la carrocería. Además, con el peso añadido de los refuerzos estructurales propios a la versión Volante, tienen que trabajar todavía más.
El DBS es un coche equilibrado, con una caja de cambios transaxle (en el eje trasero), y con una dirección precisa que ofrece la dureza ideal en el volante. Solo así consigue esconder parcialmente su peso en los tramos más revirados.
No es que sea la dirección más comunicativa del mercado, pero algo sí que transmite. Es algo digno de elogiar estos días, donde todo parece ya aséptico. Y menos mal que comunica, pues tiene tendencia a seguir todas las imperfecciones del firme. Otro punto positivo es el apartado de los frenos. El DBS se detiene de manera muy convincente incluso desde velocidades inconfesables.
Resumiendo, el DSB Superleggera Volante es un coche muy capaz en tramos revirados si quieres ir rápido, pero nunca llegues hasta sus limites. Si lo haces, vas a necesitar sitio, pues el coche no será brutal y no sabrás muchas veces por donde te va a llevar el autoblocante, si ayudarte a girar o marcarte una cruzada de antología.
Es perfecto si lo llevas al 80 % de sus capacidades, para ir a buscarle las cosquillas vas a necesitar mucho espacio. Y para colmo la experiencia no será tan gratificante, pues habrá que luchar contra sus limitaciones, como las suspensiones muy duras, un motricidad mejorable o la falta de dirección a las cuatro ruedas, que habría obrado maravillas en este coche.
En general, una vez que seamos conscientes de las limitaciones del DBS, es posible ir a un ritmo muy rápido, disfrutando del enorme empuje del V12, adelantando todo lo que se mueve en un pispás (¡80 a 120 km/h en 2 segundos!) y con la certeza de un aplomo y un agarre muy elevado (siempre y cuando no esté el asfalto mojado) en cualquier tipo de carretera, ya sea autovía, puerto de montaña o carretera secundaria.
Hechizado, me hallo
El Aston Martin DSB Superleggera Volante es único en el sentido de que no tiene rivales. Un
Ferrari 812 GTS o un McLaren 720S Spider son más precisos, el
Bentley Continental GT Convertible es más lujoso y cómodo y el
Mercedes-AMG S 63 Cabriolet es el gran turismo definitivo, pero es tan perfecto, elegante y frío que te dejará indiferente.
El Aston Martin DSB Superleggera Volante no es el mejor superdeportivo del mercado. Aunque sea equilibrado, sea preciso, tenga aplomo y sea relativamente ágil, sigue siendo un coche pesado y un tanto bruto. Da igual, ver sus líneas, probar el inmenso empuje y exuberante sonoridad de su V12 y es
quedarte hechizado para siempre.
ASTON MARTIN DBS SUPERLEGGERA VOLANTE | |
---|
Motor | V12 5.204 cc biturbo |
Potencia máxima | 725 CV a 6.500 rpm |
Par máximo | 900 Nm desde 1.800 hasta 5.000 rpm |
Transmisión | Tracción trasera. Cambio automático de 8 relaciones. Diferencial mecánico autoblocante |
Dimensiones | Largo x ancho x alto (mm): 4.712 x 1.968 x 1.280 |
Batalla | 2.805 mm |
Peso | desde 1.863 kg (en vacío) |
80 a 120 km/h (kick down) | 2 s |
0 a 100 km/h | 3,4 s |
Velocidad máxima | 340 km/h |
Consumo medio homologado (ciclo WLTP) | 14 l/100 km |
Aston Martin DBS Superleggera Volante (28 fotos) Ver galería completa »
El coche para esta prueba ha sido prestado por Aston Martin. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Daniel Murias