Mapa de operaciones (28 de abril)
Ataques de falsa bandera en Transnistria
"Las explosiones registradas desde el pasado lunes en Transnistria, una región separatista de Moldavia de mayoría prorrusa, avivan el temor a que la ofensiva del Kremlin desborde las fronteras de Ucrania. El lunes en la capital, Tiraspol, fue atacado con un lanzagranadas un edificio del Ministerio de Seguridad del Gobierno transnistrio, no reconocido por la comunidad internacional. El martes se registraron explosiones en la localidad de Maiac contra unas antenas de radio y un ataque contra una unidad militar cerca de Parcani. El miércoles, las autoridades denunciaron ataques desde territorio ucranio hacia un arsenal de armamento y municiones que se almacenan en un depósito de la localidad de Cobasna. El Gobierno moldavo atribuye los ataques a “fuerzas internas que quieren una guerra y desestabilizar la situación”. El Instituto del Estudio para la Guerra (ISW) considera que las explosiones se deben a ataques de falsa bandera, ejecutados bien por fuerzas rusas o por simpatizantes de las fuerzas del Kremlin que perseguirían crear las condiciones para justificar nuevas operaciones en la zona o desestabilizar Moldavia.
Los ataques servirían de pretexto, como ocurrió con las provincias orientales de Donetsk y Lugansk cuando Vladímir Putin ordenó a sus tropas irrumpir en Ucrania, para impedir la supuesta persecución contra la población rusoparlante en la zona, donde el Kremlin mantiene un despliegue permanente desde hace tres décadas. El ISW sostiene que los batallones que Rusia mantiene en la región ni son suficientes para iniciar un ataque contra la ucrania Odesa ni pueden ser reforzados por las tropas rusas al no tener acceso desde sus zonas actuales de control en Ucrania. Un estudio del CEPS, un instituto de estudios con sede en Bruselas, sostiene que Moscú mantiene desplegados cerca de un millar y medio de soldados desplegados en esta franja de tierra de cerca de 400 kilómetros de largo a lo largo de la orilla oriental del río Dniester. Un tercio de ellos actúan como pacificadores, y el resto garantiza la seguridad del arsenal de Cobasna, uno de los arsenales más grandes de Europa del Este.
Un reconocimiento de Rusia de Transnistria, que oficialmente se autodenomina República Moldava de Pridnestrovia, permitiría a los separatistas pedir protección adicional al Kremlin. Envolver a Transnistria en la contienda permitiría a Rusia lanzar ataques desde este territorio, pero sería aún más un motivo de tensión en las relaciones con Moldavia y la vecina Rumania, con el incremento de la presión para este miembro de la OTAN. Moldavia, sin ser parte de la organización militar, es uno de los más estrechos colaboradores y participa regularmente en las reuniones.
El general ruso Rustam Minnekáyev declaró la semana pasada que los objetivos de Moscú son “los centros vitales de la economía ucrania” y poder acceder a Transnistria, donde según su versión, “hay casos de opresión contra la población de habla rusa”. El ISW alerta de que las fuerzas rusas y transnistrias aceleraron el miércoles los preparativos ante posibles operaciones, y la Inteligencia Ucrania advierte de que pueden preparar un ataque con misiles para culpar a Kiev. Un estudio publicado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de EE UU antes del inicio del conflicto ya preveía como una opción la conquista rusa de una franja de territorio que conectase Crimea (ya anexionada a Rusia) con Donbás y con Transnistria.
Este enclave rebelde se opuso a la línea prorrumana del país y se autodeclaró independiente en 1990 de la por entonces soviética Moldavia, que a su vez recelaba de Moscú. Tras la caída de la Unión Soviética, en 1992 estalló un conflicto armado contra las fuerzas gubernamentales que durante cuatro meses causó más de 1.000 muertos. Los mediadores rusos impidieron que Moldavia sometiera por las armas a los secesionistas. La población de la región ha sufrido un declive desde hace años. De los cerca de 680.000 habitantes con que contaba a la caída de la Unión Soviética se pasó a los 550.000 en un censo propio de 2005 y a las 469.000 en 2017 (unos 160.000 de etnia rusa, 155.000 moldavos y 125.000 ucranios). Las estimaciones actuales, sin embargo, reducen la cifra a unos 200.000 habitantes.
Datos más recientes muestran que la población de Moldavia si se excluye Transnistria se acerca a los 2,6 millones de personas, con una mayoría de origen moldavo. Los rusos suponen el quinto grupo más numeroso, con cerca de un 4% de la población. La sociedad moldava muestra posturas profundamente divididas acerca de la historia, los símbolos nacionales e incluso la denominación del idioma oficial del país, indica la fundación alemana Bertelsmann Stiftung".
Ataques de falsa bandera en Transnistria
"Las explosiones registradas desde el pasado lunes en Transnistria, una región separatista de Moldavia de mayoría prorrusa, avivan el temor a que la ofensiva del Kremlin desborde las fronteras de Ucrania. El lunes en la capital, Tiraspol, fue atacado con un lanzagranadas un edificio del Ministerio de Seguridad del Gobierno transnistrio, no reconocido por la comunidad internacional. El martes se registraron explosiones en la localidad de Maiac contra unas antenas de radio y un ataque contra una unidad militar cerca de Parcani. El miércoles, las autoridades denunciaron ataques desde territorio ucranio hacia un arsenal de armamento y municiones que se almacenan en un depósito de la localidad de Cobasna. El Gobierno moldavo atribuye los ataques a “fuerzas internas que quieren una guerra y desestabilizar la situación”. El Instituto del Estudio para la Guerra (ISW) considera que las explosiones se deben a ataques de falsa bandera, ejecutados bien por fuerzas rusas o por simpatizantes de las fuerzas del Kremlin que perseguirían crear las condiciones para justificar nuevas operaciones en la zona o desestabilizar Moldavia.
Los ataques servirían de pretexto, como ocurrió con las provincias orientales de Donetsk y Lugansk cuando Vladímir Putin ordenó a sus tropas irrumpir en Ucrania, para impedir la supuesta persecución contra la población rusoparlante en la zona, donde el Kremlin mantiene un despliegue permanente desde hace tres décadas. El ISW sostiene que los batallones que Rusia mantiene en la región ni son suficientes para iniciar un ataque contra la ucrania Odesa ni pueden ser reforzados por las tropas rusas al no tener acceso desde sus zonas actuales de control en Ucrania. Un estudio del CEPS, un instituto de estudios con sede en Bruselas, sostiene que Moscú mantiene desplegados cerca de un millar y medio de soldados desplegados en esta franja de tierra de cerca de 400 kilómetros de largo a lo largo de la orilla oriental del río Dniester. Un tercio de ellos actúan como pacificadores, y el resto garantiza la seguridad del arsenal de Cobasna, uno de los arsenales más grandes de Europa del Este.
Un reconocimiento de Rusia de Transnistria, que oficialmente se autodenomina República Moldava de Pridnestrovia, permitiría a los separatistas pedir protección adicional al Kremlin. Envolver a Transnistria en la contienda permitiría a Rusia lanzar ataques desde este territorio, pero sería aún más un motivo de tensión en las relaciones con Moldavia y la vecina Rumania, con el incremento de la presión para este miembro de la OTAN. Moldavia, sin ser parte de la organización militar, es uno de los más estrechos colaboradores y participa regularmente en las reuniones.
El general ruso Rustam Minnekáyev declaró la semana pasada que los objetivos de Moscú son “los centros vitales de la economía ucrania” y poder acceder a Transnistria, donde según su versión, “hay casos de opresión contra la población de habla rusa”. El ISW alerta de que las fuerzas rusas y transnistrias aceleraron el miércoles los preparativos ante posibles operaciones, y la Inteligencia Ucrania advierte de que pueden preparar un ataque con misiles para culpar a Kiev. Un estudio publicado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de EE UU antes del inicio del conflicto ya preveía como una opción la conquista rusa de una franja de territorio que conectase Crimea (ya anexionada a Rusia) con Donbás y con Transnistria.
Este enclave rebelde se opuso a la línea prorrumana del país y se autodeclaró independiente en 1990 de la por entonces soviética Moldavia, que a su vez recelaba de Moscú. Tras la caída de la Unión Soviética, en 1992 estalló un conflicto armado contra las fuerzas gubernamentales que durante cuatro meses causó más de 1.000 muertos. Los mediadores rusos impidieron que Moldavia sometiera por las armas a los secesionistas. La población de la región ha sufrido un declive desde hace años. De los cerca de 680.000 habitantes con que contaba a la caída de la Unión Soviética se pasó a los 550.000 en un censo propio de 2005 y a las 469.000 en 2017 (unos 160.000 de etnia rusa, 155.000 moldavos y 125.000 ucranios). Las estimaciones actuales, sin embargo, reducen la cifra a unos 200.000 habitantes.
Datos más recientes muestran que la población de Moldavia si se excluye Transnistria se acerca a los 2,6 millones de personas, con una mayoría de origen moldavo. Los rusos suponen el quinto grupo más numeroso, con cerca de un 4% de la población. La sociedad moldava muestra posturas profundamente divididas acerca de la historia, los símbolos nacionales e incluso la denominación del idioma oficial del país, indica la fundación alemana Bertelsmann Stiftung".