Nunca he conducido, ni siquiera montado, en un 156 o un 159.
Pero, sobre el papel, tienen que ser coches muy distintos.
El 159 era mucho más rígido que el 156. Supongo que eso, de partida, supone un plus para el 159 a nivel de comportamiento y confort.
Pero la ligereza del 156 tiene que hacerlo más ágil que al 159. En prestaciones y también en comportamiento.
Supongo que, unas cosas por otras, más que ser uno mejor que otro, tienen que tener caracteres distintos: más "deportivo" el 156, más "GT" el 159.
Y luego, claro, están las versiones y equipamientos a comparar. No es lo mismo un 156 1.6 que un 3.2, en el caso de este último para lo bueno -prestaciones, ajustes de suspensión, calzado- como para lo malo -peso en el tren delantero, soporte de par en esa carrocería...-. Y lo mismo con el 159.
Y, también, y a estas alturas, el estado de mantenimiento de cada unidad.
Con todo, el 156 creo que se ha ganado, por muchas cosas, el mérito de ser un icono. El 159, no tanto, por más que esté envejeciendo muy bien.