Contacto: Ferrari F12berlinetta
por Guillermo Alfonsin de 19 de Feb del 2014
Prueba por Michael Harley
La mayor parte de los cardiólogos te contará que las pulsaciones máximas para un ser humano se calculan siguiendo la fórmula de 220 menos la edad del individuo. Esta teoría data de los años setenta, pero claro... hay dudas sobre su fiabilidad, ya que generalizar en adultos de cierta edad es complicada. Ahora proponen otra fórmula: 208 menos el 70 por ciento de tu edad.
Y mientras los médicos siguen discutiendo, nosotros hemos encontrado una fórmula mucho más elemental que se olvida de edad, estado físico y matemáticas. ¿Mi propuesta? Ate usted su cuerpo a un F12berlineta, y encienda el feroz V12.
Lo conocimos primero en el Salón de Ginebra de 2012. Ligeramente más pequeño que un 599 GTB Fiorano, pero mucho más rápido sobre el papel. En una vuelta de tuerca el F12berlinetta se había convertido en el mejor Ferrari del momento (doce meses después sería destronado por LaFerrari).
GALLERY Contacto: Ferrari F12berlinetta
Nuestro primer contacto con el F12berlinetta llegó meses tras el Salón de Ginebra, cuando Ferrari nos invitó a Maranello a probarlo en las carreras que rodean la mítica sede de la firma del cavallino. Aunque la lluvia nos fastidió media jornada, la salida del sol permitió que el suelo se secara lo suficiente como para confirmar que se trataba de una joya en potencia, aunque necesitábamos probarlo a fondo. Y es ahora cuando Ferrari nos ha dado la oportunidad de disfrutar este F12berlinetta en gris metalizado.
Cuando te lo encuentras en persona, el F12berlinetta es simplemente impresionante. Incluso con este tono gris, que no sobresale tanto como el rosso corsa, las formas sensuales de la carrocería y las proporciones masivas no dejan indiferente a ningún transeúnte que se cruce con él. Los "aero-bridges", los puentes aerodinámicos de las aletas delanteras llaman especialmente la atención en persona, pues en foto no sobresalen tanto. También son los frenos carbonocerámicos de épicas dimensiones que rellenan las llantas de 20 pulgadas otros de los protagonistas del coche.
Bajo el capó delantero está la joya del coche. Un V12 longitudinal, asentado tras el eje delantero, con 6,3 litros, 48 válvulas (hace tiempo que Ferrari abandonó las culatas de cinco válvulas por cilindro), capaz de erogar 741 caballos a 8.250 vueltas y 690 Nm a 6.000 rpm. Calado a 65 grados entre bancadas, el pulmón de admisión decorado en rojo asombra y enamora. Aunque el V12 comparte genética con el del FF (y con el de LaFerrari), aquí cuenta con su propio diseño de colectores de admisión y escape. La caja de cambios es una de siete relaciones con doble embrague, con una relación de cambio realmente corta, para alcanzar la velocidad máxima al corte de la séptima marcha. Si te atreves...
La mayor parte de la carrocería está fabricada en paneles de aluminio curvado. Las suspensiones, obviamente independientes en ambos ejes, tienen amortiguación a cargo de amortiguadores de tarado variable continuo. Los frenos corren a cargo de Brembo, con pinzas de seis pistones y cuatro pistones delante y detrás respectivamente, siendo ambas monobloque en aleación, rígidas, mordiendo discos flotantes carbonocerámicos. El agarre al suelo lo proporcionan unos Michelin Piloto Super Sport (255/35 ZR20 delante, 315/35 ZR20 detrás). La dirección está asistida por un sistema electrohidráulico, nada de sistemas 100% eléctricos aquí.
Sentarse tras el volante de un F12berlinetta es una experiencia remarcable. La impresión no viene del intoxicante olor a cuero de alta calidad, el acabado en aluminio de verdad de muchas partes del salpicadero, o la perfecta posición de conducción, sino del tremendo espacio para los pasajeros. Aún con dos metros de altura no tendrás estrecheces dentro del coche.
Como en toda la gama actual de Ferrari, el conductor se aposenta tras un volante multifunción que incluye desde los mandos para las intermitencias hasta el control de estabilidad variable bajo el giro del Manettino (ESC-off, Sport, Confort, mojado y "nieve y hielo"). Tiene además la parte inferior de la circunferencia plana, y en la superior se integran unas luces LED para indicarte el momento ideal de cambiar de marcha. Curioso también es el tejido mixto de los asientos de nuestra unidad de prueba, que combinaban opcionalmente cuero con una superficie textil que permite adherirse al asiento a la perfección aún en las curvas más pronunciadas.
El corazón del cuadro de relojes es un enorme cuentavueltas, custodiado por sendos monitores de alta definición en color a cada uno de sus lados. El izquierdo muestra datos como presiones de ruedas, temperaturas de las mismas, presión y temperatura de aceite, del líquido refrigerante... Mientras, el panel derecho te deja conocer las informaciones del navegador, del equipo multimedia, manejar el sistema del teléfono y demás. Sí, la ergonomía es única, pero funciona muy bien una vez te acostumbras a la posición de los mandos.
Tras abrocharse el cinturón de seguridad es mejor respirar hondo antes de pulsar el botón de encendido del motor. Primero giras la llave, tiras de las dos levas de cambio para asegurarte de que el cambio está en neutra. Entonces y solo entonces puedes pulsar el botón rojo de encendido presente en el volante durante un segundo. El sonido del motor eléctrico se deja notar mientras los doce pistones, uno por uno, cobran vida, hasta una explosión completa que más bien parece el rugido de un león que, enfrente tuya, se dispone a devorarte.
Créeme, a 5 kilómetros de distancia, el arranque del F12berlinetta se hace notar. Si el bramido del V12 no te pone el corazón a cien, consulta a un cardiólogo, o cómprate un Prius.
Ferrari permite al conductor un montón de opciones tanto a nivel de control de estabilidad como a nivel de amortiguación y velocidad de respuesta de la caja de cambios. Personalmente me quedo con los modos "Sport" y "Race" para el Manettino, mientras la elección del cambio en modo manual o automático es más etérea, pues la caja es tan, tan lista y efectiva, que en la mayor parte de los casos funciona tan bien en automático como en manual.
Tras escasos segundos tras el volante ya te das cuenta que el impresionante V12 intenta escaparse del chasis. No hay turbo, no hay lag entre lo que mueves el pedal derecho y la variación en las revoluciones del motor. Ir más allá de la mitad del recorrido del pedal derecho implicará perder tracción en las ruedas traseras inmediatamente e independientemente de la marcha que lleves puesto. Decir que tienes que conducir como si llevaras un huevo entre tu pie y el pedal del acelerador es quedarse corto...
El 0 a 100 por hora, dice Ferrari, cae en menos de tres segundos, pero para esto hay que ser un especialista en la gestión de la motricidad, pues si te emocionas con el pedal derecho perderás décimas atrapado en una nube blanca de goma quemada. Y no te creas que la capacidad de quemar rueda es una pega... Poder hacerlo cómo y cuando quieras te hace sentir poderoso, intratable en una máquina italiana de 310.000€.
Para descubrir el lado "más GT" del F12berlinetta, me llevé a mi hijo adolescente de ruta, tratando de combinar las dos personalidades que esconde este Gran Turismo de Ferrari. La ruta estaba compuesta de dos horas de carreteras mezclando autovía, montañas en Santa Mónica, California, y un poco más de autovía por la costa del pacífico.
Si bien el F12berlinetta puede cubrir sin esfuerzo alguno kilómetros y kilómetros sin esfuerzo alguno, la verdad es que estás constantemente pensando en todo el potencial que tienes bajo el pedal derecho, lo que a mi me estaba generando ansiedad. Llegar a la zona de curvas me tendría que permitir empezar a jugar con los 741 caballos, pero aunque he conducido coches con más potencia (mil y pico), lo cierto es que esta era la primera vez que tenía tal caballaje asociado a sólo dos ruedas motrices. Y eso hacía que, aunque pudiera ir rápido, sufriera también ansiedad por incapacidad de aprovechar en carretera abierta todo el potencial.
Al principio me lo tome con cierta temerosidad, preocupado de perder la trasera por pasarme con el pie derecho a la mínima de cambio, pero tras una docena de curvas empecé a pillarle el aire al coche, y a aprovechar con confianza el paso por curva que ofrece, que es simplemente bestial.
Al final logré encontrar la manera de sacarle partido a todo el potencial del coche. La idea es entrar "hasta la cocina" en las curvas, pasado el punto de "frenada razonable". Entonces pisar a muerte el pedal de freno, para que los carbonocerámicos trabajen. Tal es la potencia y la resistencia al calor que ofrecen que tras una hora de conducción "a saco", ya me fiaba más de ellos que de la canguro de mi hijo...
El paso por curva es genial. Apuntas con el volante y el coche se tira al interior del vértice. La dirección es rapidísima, tanto que hay que recalibrarse para no meterse ni demasiado ni demasiado pronto en la curva. Así que tras soltar los frenos, hay que masajear suavemente el acelerador para mantener la velocidad hasta el punto donde puedes empezar a meter potencia a las ruedas traseras. Y es aquí donde está el auténtico desafío. Hay que saber leer la carretera, el ángulo de la curva, el agarre del asfalto, y modular el movimiento del tobillo derecho. Meter demasiado pedal demasiado rápido es perder tracción. No es peligroso, pues aún con el ESP en modo "Race", estará allí el control para ayudarte a hacer una cruzada épica. Pero eso no es lo que buscas. Si modulas acertadamente podrás aprovechar la enorme tracción disponible para lanzar el coche a la salida de la curva a toda pastilla, como si fuera un cohete Saturno de la NASA.
A medida que quitas volante y pones las ruedas delanteras rectas puedes ser más violento con el acelerador, pero siempre encontrarás un ligero quejido de las Michelin trabajando a tope con la colaboración del diferencial autoblocante electrónico y el ESP.
¿La caja de cambios? Brutal. La velocidad de los cambios de marcha es tal que parece estar sincronizada a tu cerebro y no a la leva que la comanda.
Y en todo este cuadro de pasión que te ofrece el F12berlinetta, no podemos olvidar la banda sonora. Y es que el V12 se come todo el resto de ruidos aerodinámicos y de rodadura, y se convierte en una constante provocación para tus sentidos, que intentan seguir exprimiendo el 6,3 litros a fondo. La manera de estirarse desde el ralentí hasta el corte más allá de las 8.700 revoluciones por minuto, acompañado por un aullido indescriptible es una experiencia que podríamos calificar de religiosa u orgásmica.
Tras ponerme a prueba en la montaña de Mullholland, tocó pasear tranquilamente por la costa del pacífico y re-absorber la adrenalina. ¿Se puede hacer esto con un F12berlinetta? Sí, pero es como llevar un jet de combate de ruta por las terminales de un aeropuerto a 60 por hora mientras espera su turno de despegue tras un avión de Iberia.
Puede que, tras toda esta experiencia, los no iniciados se queden con su ficha técnica, sus prestaciones sobre el papel, su precio, o su linaje. Pero como con cada Ferrari salido de Maranello desde hace décadas, hay un factor dominante sobre el resto: El motor. Este F12berlinetta vuelve a ser uno de esos Ferrari donde el motor y sus 741 caballos dominan toda la experiencia. Donde su sonido, y el juego de tratar de administrar su potencia con respecto a lo que el asfalto aguanta (porque el coche lo aguanta y sujeta todo), se vuelven absorbentes.
Es un coche que reta a tus sentidos, que saca una sonrisa de tu cara. Es un motor que es como una turbina, empuja sin fatiga desde el ralentí hasta el corte. Es un motor, un coche, que tiene "alma", al tiempo que tiene cifras. Y lo hace todo de tal manera que hasta el más manco podría atreverse a ir rápido con él. Aunque para sacarle auténtico partido haya que ser un manitas y alquilarse un circuito. Absurdamente potente, sí. Absurdamente emocionante, también.
http://es.autoblog.com/2014/02/19/contacto-ferrari-f12berlinetta/