Fiat, a mi modo de ver, tiene un problema.
Es una marca popular -que no low-cost- que, sin embargo, sobrevive gracias al 500, un producto más o menos premium, tanto en su versión térmica -que lleva más de 15 años en el mercado, sin desfallecer- como eléctrica.
Y sin embargo, ha sido incapaz de replicar ese modelo en gamas más altas, digamos B, C o D.
De forma que tenemos una marca popular cuyo sostén económico es un premium.
Con esos atributos tan confusos -generalista que vive de un sólo modelo premium- es complicado posicionar a la marca: o te vas a la vieja idea de crear dos gamas paralelas, o separas las marcas en numérica (500/600/¿1100? premium) y con nombre (Panda, Punto, Tipo, generalista, pero no low-cost) un poco esquizofrénico o suprimes la generalista, menos o nada rentable y más con hibridaciones, elécricos,...
En cierto modo, es lo mismo que les pasa a Seat y Cupra. O a Citroën y DS. Y no sé, si en poco, a VW y Audi. Pero todos estos, al menos, han separado marcas.
Curiosamente, la Nuova 500, la del 57, era también un producto de lujo: sí, era muy barato, pero no vendía nada como coche barato, hasta que empezó a generalizarse en segundo coche para señoras o jóvenes de la familia. Y ahí, triunfó, pero sólo tras cuatro o cinco años en el mercado. A los trabajadores les parecía poco coche, y se compraban un 600, un poco más caro, pero más coche. Al Mini le pasó algo parecido. Luego, cuando a finales de los 60 se intentó posicionar al 600 como segundo coche, no cuajó: era coche de "pobres", sin chic, al contrario que el 500. Con todo, el 500 era coherente en la gama Fiat, ahora, hay una discordancia en posicionamiento con el resto de la gama.
