
Primera desaceleración, Escocia pospone la eliminación de 2030 a 2032
Escocia ha decidido dar marcha atrás en la prohibición de los motores de combustión interna, trasladando la fecha de prohibición de la venta de automóviles de combustión interna de 2030 a 2032. La decisión, comunicada por el Gobierno al parlamento a través del secretario de Energía y Transportes, Michael Matheson, estuvo motivada por el aumento de los costes de recarga de los VE determinados por las elevadas tarifas eléctricas (según algunos cálculos, los precios han subido más del 50% en los últimos meses, abaratando la gasolina o el gasóleo) y con los retrasos en la construcción de una infraestructura adecuada para el repostaje de los coches a batería.
Más tiempo para adaptarse.
El aplazamiento, decidido como parte de una actualización de las estrategias energéticas y de descarbonización del tejido económico escocés, no es significativo y no atañe a un mercado con grandes volúmenes, pero sí lo es: Escocia es el primer país que ha decidido frenar en la prohibición de los endotermicos en lugar de acelerarlos. Además, la decisión sitúa a Edimburgo en un camino diferente al emprendido por todo el Reino Unido, donde la prohibición de venta de vehículos de combustión interna está prevista para 2030. Por tanto, con la nueva fecha de 2032 (que por cierto es la decidida en 2017 con motivo del primer parón a los motores de combustión interna) los escoceses podrán comprar modelos prohibidos en Inglaterra o Gales durante al menos otros 24 meses. Sin embargo, la prohibición de venta de híbridos, fijada para 2035, sigue vigente.